Parábola de la Oveja Perdida
Jesús es el buen pastor y así lo dice en Juan 10:14 "Yo soy
el buen pastor, conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mi"
Un pastor tenía cien ovejas, él conocía a cada oveja de su
rebaño, quería a cada una. Como buen pastor llevaba al rebaño a comer en los
mejores pastos. Todas las ovejas lo seguían obedientes, menos una, que era muy
despistada y no atendía a las órdenes del pastor y solía quedarse entretenida
mirando cualquier cosa que se encontraba por el camino.
Sucedió un día que la
oveja distraída iba saltando y se apartó del pastor y de sus cuidados. El
pastor, que era muy responsable contaba cada día a sus ovejas.
De repente se dio cuenta que faltaba una de ellas, aquella
despistada. El pastor se puso muy triste porque amaba a cada una de sus ovejas.
Entonces el pastor tomó una decisión, dejó a las noventa y nueve en el redil y
él se fue a buscar la oveja perdida. La ovejita no sabía volver a casa
sola, resbaló y cayó en un barranco. Herida y asustada comenzó a gritar. Era lo
único que podía hacer, balar.
Pero el pastor que recorría los campos buscando a su oveja oyó un balido
lejano. Es ella pensó, y comenzó a correr hacia el sonido de la oveja.
Allí la encontró en el barranco.
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